Otto Dix

 
Hace muchos años Max Liebermann me dijo: “Pinte usted mucho retrato. De todos modos todo lo que pintamos nosotros, los alemanes, es retrato.”(...) Todo buen retrato se basa en la contemplación. La esencia de cada persona se manifiesta en su apariencia; el exterior es la expresión del interior, es decir, exterior e interior son idénticos. Esto llega al punto de que hasta los pliegues de sus ropas, la postura de una persona, sus manos, sus orejas informan en el acto al pintor sobre el espíritu de su modelo; éstas últimas a menudo más que los ojos y la boca.
La gente se imagina siempre que el retratista es un gran psicólogo y fisiognomista, capaz de leer en el acto en cada rostro las virtudes y vicios más ocultos para luego trasladarlos al cuadro. Esto es pura literatura pues el pintor no valora, mira. Mi lema es: “Confía en tus ojos.”
[En: Internationale Bodensee–Zeitschrift für Literatur,  
Bildende Kunst und Wissenschaft, Amriswil,
marzo 1955, págs. 59 ss.]

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